

Hoy tenemos excursión a My Son. Hemos tenido la gracia de alquilar un coche en lugar de tomar el bus y así hemos llegado los primeros y por lo menos una parte lo hemos visto solos! Porque al cabo de una hora aquello parecía la m30. Eran templos Cham con influencia de India, Java… Pequeños pero con mucha carga. Por la tarde en hoian paseamos por el puente japonés y alrededores. Llueve otra vez. Esa tarde tomamos un té con el d Adahuesca que se trae a Rubén, un chico de Vitoria que ha conocido en el hotel y que lleva dos años viajando en bicicleta por Asia, Australia, Nueva Zelanda… Cambiamos el té por unas cañitas en un garito donde coincidimos con cuatro gallegos muy salaos y montamos tertulia. Alemanes, polacos, vascos, gallegos, italianos, 1 de Adahuesca… es otra de las cosas buenas de viajar.
Antes de las cañas hemos coincidido en un callejón con un abuelo que dormitaba en su casa sobre un camastro. Estas gentes viven de cara a la calle, todo abierto. Desde fuera se puede ver perfectamente sus camas y altares donde rinden culto a sus antepasados. Parece ser que en Vietnam para el Año Nuevo entre enero y febrero creo, invitan a los espíritus de sus muertos y así celebran todos juntos la fiesta ¡que majos! Bueno, pues el abuelo en cuanto nos ha visto mirar sus barquitos de hojalata, ha salido inmediatamente a vendernos (hemos comprado, claro) ¡la de cosas que nos hubiera podido contar este hombre de haber hablado su idioma! Nos conformamos con sentirlo. El día como todos da para mucho
Antes de las cañas hemos coincidido en un callejón con un abuelo que dormitaba en su casa sobre un camastro. Estas gentes viven de cara a la calle, todo abierto. Desde fuera se puede ver perfectamente sus camas y altares donde rinden culto a sus antepasados. Parece ser que en Vietnam para el Año Nuevo entre enero y febrero creo, invitan a los espíritus de sus muertos y así celebran todos juntos la fiesta ¡que majos! Bueno, pues el abuelo en cuanto nos ha visto mirar sus barquitos de hojalata, ha salido inmediatamente a vendernos (hemos comprado, claro) ¡la de cosas que nos hubiera podido contar este hombre de haber hablado su idioma! Nos conformamos con sentirlo. El día como todos da para mucho
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