viernes, 17 de diciembre de 2010

A mi amigo para siempre, Emilio...


La alegría de vivir peligrosamente

Los que son valientes se tiran de cabeza. Buscan todas las

oportunidades de peligro. Su filosofía de vida no es la de las

compañías aseguradoras. Su filosofía de vida es la de un escalador,

un esquiador, un surfista Y no hacen surf sólo en los mares

exteriores, ‑ surfean en sus mares internos. Y no sólo escalan los Alpes

y el Himalaya sino que buscan cumbres internas.

VIVIR peligrosamente es vivir. Si no vives peligrosamente, no vives. La vida sólo florece cuando hay peligro. La vida no florece en la seguridad; sólo florece en la inseguridad.

Si empiezas a tener seguridad, te conviertes en una charca empantanada. Tu energía ya no se mueve. Tienes miedo... porque nadie sabe cómo entrar en lo desconocido. ¿Para qué arriesgarse? Lo conocido es más seguro. Pero después te obsesionas con lo que te resulta familiar. Te hartas de ello, te aburre, te hace infeliz, sin embargo, es familiar y cómodo. Por lo menos ya lo conoces. Lo desconocido te da miedo. Simplemente la idea de lo desconocido te hace sentir inseguro.

Sólo hay dos tipos de personas en el mundo. Las que quieren vivir cómodamente: están buscando la muerte, quieren una tumba cómoda. Y las que quieren vivir: escogen vivir peligrosamente porque la vida sólo prospera si hay algún riesgo.

¿Has escalado alguna vez una montaña? Cuanto más alto escalas mejor te sientes. Cuanto mayor es el peligro de caer, cuanto mayor es el abismo, más vivo estás. Cuando estás entre la vida y la muerte, cuando estás colgando entre la vida y la muerte, no existe el aburrimiento, no existe el polvo del pasado ni el deseo del futuro. El momento presente es muy afilado, es como una llama. Es suficiente: vives en el aquí y ahora.

lunes, 1 de noviembre de 2010

de como organizamos la realidad.


“Todo lo que se nos presenta en la vida lo atraemos con el fin de que nos ayude a evolucionar.

La conciencia ordinaria, en general, no tiene la impresión, ni el mínimo recuerdo, de haber elegido o atraído conscientemente cualquier cosa. Si fuésemos conscientes de ello, podríamos percibir el hilo de los acontecimientos de nuestras vidas, así como la coherencia perfecta con nuestro Plan de evolución.

Pero tenemos el poder de elegir y en función de esas elecciones, atraeremos las circunstancias.

Nada está decidido de antemano. Todo se decide, minuto a minuto, en función del proceso de aprendizaje.

Durante el proceso nos volvemos, cada vez mas, creadores conscientes. Nuestras vidas se construyen con el fin de realizar nuestro aprendizaje.

Lo que se presenta en nuestra vida está determinado por nuestro proceso evolutivo. En cada vida estamos en proceso de aprendizaje, de construcción, de rodaje, de refinamiento, de armonización y de integración de las diferentes partes de nuestro “vehículo”.Lo que queremos experimentar en nuestras vidas, son todas las situaciones que nos son necesarias para aprender y desarrollar cualidades a todos los niveles del ser.

La lección no vuelve a presentarse cuando ya se ha aprendido, como en la escuela…Vuelve a aparecer sólo cuando estamos dispuestos a aprenderla, como en la escuela…

Estamos en la escuela de la vida, siempre con el mismo objetivo: avanzar en conciencia, en sabidurías y en amor y aprender a conocer las grandes leyes del Universo, a fin de crear un mundo de paz, de dicha y de abundancia para todos en este planeta.

La vida (hecha de vidas sucesivas) es una gran escuela, con clases, niveles, exámenes y pruebas; ¡ e incluso con vacaciones ! En ciertas vidas se aprende con intensidad, las cosas se mueven, los acontecimientos se precipitan, estamos sometidos a pruebas continuamente. Durante otras vidas, hay más tranquilidad, descansamos, integramos.. …….

El aprendizaje es una integración cada vez mas profunda de la realidad de nuestra propia divinidad.

Lo importante es integrar la lección que la vida nos propone aquí y ahora, estar presentes en todo, y así conducirla de la manera más consciente y más armoniosa con nuestros recursos del momento. El trabajo hay que hacerlo aquí y ahora, exactamente allí donde nos encontramos, exactamente en las condiciones en las que estamos.

Estas condiciones son precisamente las que han sido elegidas por nuestra conciencia superior a fin de dar el máximo de oportunidades de evolución.

Todo trabajo de evolución, incluso el trabajo de cambio de contexto de pensamientos, puede percibirse como el viaje de la conciencia a través de diferentes dimensiones. Pero este viaje tiene una meta…acelerar el proceso y acercarnos cada vez mas a la paz, a la luz y a la libertad.

Ese es el juego que hemos elegido jugar”.

“¿Es posible considerarnos víctimas si nos volvemos conscientes de que siempre hemos sido creadores de nuestro viaje?

(Extraído de “El poder de elegir” – Annie Marquier)


El culto a los muertos, a nuestros muertos, es un culto al camino ya andado. al camino conocido. Reconocemos en el recuerdo de nuestros muertos nuestro propio aprendizaje. Esperando que el contacto con la muerte nos aporte ese toque de sabiduría final.


salud y amor


y las fotos de las ánimas en Radiquero

martes, 12 de octubre de 2010

TÓCATE LOS PIES...



y tocarás todo tu SER. Si, SER con mayúsculas. Quizás una de las maneras de comprobar que somos una oscilación electromagnética que es suma de miles de millones de pequeñas oscilaciones y que a su vez construimos oscilaciones mayores; es tocarnos los pies.
Confía en tus manos, haciendo círculos, presionando con suavidad o con firmeza; estirando o amasando. Descubre como puedes dialogar con tu esencia.

SIN JUZGAR

SIN EXPECTATIVAS

SIN MIEDO

Deja a tu maestro interior que se exprese. Para eso solo tienes que calmar tu diálogo interno y dejar que las manos ocupen la totalidad de tu campo de percepción. Tus manos, en tus pies.
Toca tus huesos, tus fascias, tus tendones y nervios, tus uñas...

Siente.

jueves, 23 de septiembre de 2010

YOGA en el Parque Grande. Neelam, te queremos...

Hola fieles seguidores del íncola, volvemos al Parque Grande. Un año mas practicaremos en la naturaleza. El domingo 26 de septiembre, de las 8 de la mañana hasta la última luz del dia con una meditación a las 8 de la tarde que recordará con agradecimiento a tod@s los maestr@s que han permitido la permanencia en la impermanencia del YOGA. Especialmente para Neelam que nos dejo ayer. Y que estará con nosotros cantando, bailando y riendose en nuestros corazones.

Comparte esta propuesta con tod@s aquell@s que tengan interes por explorarse a si mism@s.

salud y amor

sábado, 11 de septiembre de 2010


Al hilo del karma yoga, este cuento Zen recopilado por Osho, que como veis chupa de todas las tetas que se le ponen a tiro; y esto es un piropo; ojo.

Un maestro zen había estado en la cárcel varias veces.

... ¡Ahora un paso más! Estas personas zen realmente son ex­céntricas, locas, pero hacen cosas maravillosas. «Un maestro zen había estado en la cárcel varias veces.» Bueno, una cosa es per­donarle a un ladrón, creer que no es malo, pero otra muy dife­rente es que él mismo vaya a la cárcel. Y no solamente una vez, sino muchas, por robar a sus vecinos cosas insignificantes. Los vecinos lo sabían y estaban un poco perplejos: ¿por qué nos roba este hombre y, para colmo, cosas insignificantes? Pero en cuanto salía de la cárcel volvía a robar y acababa de nuevo entre rejas. Hasta los jueces estaban desconcertados. Pero su deber era man­darle a la cárcel puesto que él confesaba su delito. Nunca decía: «Yo no he robado».

Finalmente, los vecinos se reunieron y le dijeron: «Señor, no siga robando.

»Se está haciendo viejo y nosotros podemos proporcionarle todo lo que necesite, sea lo que sea. ¡Deje de hacerlo! Estamos muy preocupados y muy tristes. ¿Por qué sigue haciendo esas cosas?»

El anciano se rió y dijo:

—Robo para poder estar con los presos y así llevarles el men­saje interior.

»¿Quién les va a ayudar? Aquí fuera, para vosotros los presos de fuera, hay muchos maestros. Pero dentro de la cárcel no hay ninguno. ¿Decidme, quién les va a ayudar? Esa es la forma de en­trar y ayudar a esta gente. Por eso, cuando se acaba mi condena y me expulsan, tengo que robar de nuevo para volver a ir a la cár­cel. Y pienso seguir haciéndolo. Además, en la cárcel he encon­trado almas hermosas, almas inocentes, a veces, mucho más ino­centes...

Una vez nombraron a uno de mis amigos gobernador de un estado de la India y él me permitió visitar todas las cárceles de ese estado. Las estuve visi­tando durantes años y me quedé sor­prendido al ver que las personas que están en la cárcel son mucho más ino­centes que los políticos, los ricos y los mal llamados santos. Conozco a casi todos los santos de la India y son más astutos. He descubierto que las almas de los criminales son mucho más ino­centes... Comprendo perfectamente el comportamiento del viejo maestro zen que robaba y se dejaba atrapar para poder llevarles el mensa­je. «Robo para poder estar con los presos y así llevarles el mensaje interior.»

El zen no tiene un sistema de valores. El zen solo aporta una cosa al mundo y es entendimiento, conciencia. A través de la con­ciencia llega la inocencia. La inocencia es inocente con respecto a lo bueno y a lo malo. La inocencia simplemente es inocencia, no sabe de distinciones.

La última historia es sobre Ryokan. Él era un gran amante de los niños. Como se puede esperar de un personaje como él, tam­bién él era como un niño. Era el niño del que habla Jesús, tan su­mamente inocente que nadie creería que puede haber alguien así. No tenía astucia ni malicia. Era tan inocente que la gente so­lía pensar que estaba un poco loco.

A Ryokan le gustaba jugar con los niños. Jugaba al escondite, ju­gaba al tamari y también al balonmano. Una tarde le tocaba esconderse a él, y se ocultó bajo un montón de paja que había en el campo. Estaba oscureciendo y los niños, como no le podían encontrar, se fueron a casa.

A la mañana siguiente, un campesino llegó temprano para mover el montón de paja y empezar con su trabajo. Al encontrar­se ahí a Ryokan exclamó: «¡Oh, Ryokan-sama! ¿Qué estás hacien­do ahí?».

El maestro contestó: «¡Cállate! No hables tan alto que me van a encontrar los niños».

¡Se había pasado toda la noche debajo de la paja esperando a que los niños lo encontraran! El zen es así de inocente y esa ino­cencia es divina. Esa inocencia no hace distinciones entre el bien y el mal, no hace distinciones entre este mundo y el otro, ni hace distinciones entre esto y aquello. Esa inocencia es ser como se es.

Y ese ser las cosas como son constituye la esencia misma de la religiosidad.

Osho-Compasión

jueves, 29 de julio de 2010

cielo, nubes, mente, pensamientos...


de nuevo Osho, Quizás lo sensato sea observar la imagen y disolverte en ella...


Mente Y Meditación

Cuando la mente no tiene pensamientos, eso es meditación La mente se queda sin pensamientos en dos estados: el sueño profundo y la meditación,. Si te haces consciente y tus pensamientos desapa­recen, es meditación; si los pensa­mientos desaparecen y quedas incons­ciente, es sueño profundo.

El sueño profundo y la meditación tienen algo en común y algo diferente. Una cosa es similar: En los dos estados, el pensamiento desaparece. Una cosa es diferente: En el sueño profundo, también desaparece la conciencia, mientras que en la meditación perma­nece. Así pues, la meditación es igual que el sueño profundo, pero con con­ciencia. Estás relajado, como en el sueño profundo, pero estás conscien­te, completamente despierto... y eso te lleva hasta la puerta de los misterios.

En el sueño profundo pasas a un estado de no-mente, pero sin concien­cia. No sabes dónde te están llevando, aunque por la mañana sentirás el impacto y el efecto. Si de verdad Ha sido un sueño profundo y hermoso, sin ensoñaciones que te per­turben, por la mañana te sentirás fresco, renovado, vivo, rejuvene­cido, otra vez lleno de entusiasmo y energía. Pero no sabes cómo ha ocurrido, adónde has ido. Entraste en una especie de coma profun­do, como si te hubieran administrado un anestésico, y fuiste trans­portado a otro plano, del que regresas fresco, joven, rejuvenecido.

En la meditación, eso sucede sin anestesia.

Así pues, meditación significa per­manecer tan relajado como cuando es­tás profundamente dormido, pero manteniéndote alerta. Mantén la con­ciencia... deja que desaparezcan los pensamientos, pero la conciencia debe

mantenerse. Y esto no resulta difícil; lo que pasa es que nunca lo has inten­tado, eso es todo. Es como nadar; si no lo has intentado, parece muy difícil.

Incluso parece peligroso, y te parece increíble que la gente pueda nadar, porque tú te ahogarías. Pero cuando lo intentas un poquito, se te hace fácil; es muy natural.

Hace poco, un científico japonés ha demostrado experimentalmente que un bebé de seis meses es capaz de na­dar; solo hay que darle la oportunidad. Ha enseñado a nadar a muchos niños de seis meses de edad. ¡Ha hecho un milagro! Y dice que lo va a intentar con niños aún más pequeños. Es como si el arte de nadar fuera innato; no hay más que darle una oportunidad y empieza a funcionar. Por eso, cuando has aprendido a nadar, no lo ol­vidas nunca. Puedes pasarte cuarenta o cincuenta años sin nadar, pero no lo olvidas. No es una cosa accidental, es algo natural; por eso no puedes olvidarlo.

La meditación es algo similar: es algo innato. Solo tienes que crear un espacio para que funcione: solo tienes que darle una opor­tunidad.

¿QUÉ ES LA MENTE? La mente no es una cosa, sino un suceso. Una cosa tiene sustancia, un suceso es solo un proceso. Una cosa es como una roca, un suceso es como una ola. Existe, pero no tiene sustancia. Es solo algo que ocurre entre el viento y el mar, un pro­ceso, un fenómeno.

Esto es lo primero que hay que entender, que la mente es un proceso como una ola o como un río, pero que no tiene sustancia. Si tuviera sustancia, no se podría di­solver. Como no tiene sustancia, puede desaparecer sin dejar la menor huella.

Cuando una ola desaparece en el océano, ¿qué queda? Nada, ni siquiera una huella. Por eso los que saben di­cen que la mente es como un pájaro que vuela hacia el cielo: no deja pisa­das, no deja ninguna huella; El pájaro vuela, pero no deja rastro ni huellas.

La mente es solo un proceso. De hecho, la mente no existe: solo existen pensamientos, pensamientos que se mueven tan deprisa que a ti te parece y sientes que allí existe algo con continuidad. Viene un pensamiento, y después otro, y otro, y muchos más... hay tan poca separación entre ellos que no puedes percibir el intervalo entre un pensamiento y otro. Y así, dos pensa­mientos se unen, forman una continuidad, y debido a esa continui­dad tú crees que hay una mente.

Existen pensamientos... pero no “mente”. Igual que existen electrones, pero no «materia». El pensamiento es el electrón de la mente. Es como una muchedumbre. Una muchedumbre existe en cierto sentido, pero no existe en otro. Solo existen individuos, pero muchos individuos juntos dan la impresión de ser una sola cosa.

Una nación existe, pero no existe... allí solo existen individuos. Los individuos son los electrones de una nación, de una comunidad, de una muchedumbre.

Los pensamientos existen; la mente no existe. La mente es solo apariencia. Y cuando miras hacia las profundidades de la mente, esta desaparece. Quedan pensamientos, pero cuando la «mente» ha desaparecido y solo exis­ten pensamientos individuales, mu­chas cosas se resuelven al instante. Lo primero de lo que te das cuenta es de que los pensamientos son como nu­bes: van y vienen, y tú eres el cielo. Cuando no hay mente, te llega inmediatamente la percepción de que ya no participas en los pensamientos. Los pensamientos están ahí, pasando a través de ti como pasan las nubes a través del cielo, o el viento a través de los árboles. Los pensamientos pasan a través de ti, y pueden pasar porque tú eres un inmenso vacío. No hay impedimento, no hay obstáculos. No existe ningún muro que les limite el paso; no eres un fenómeno amurallado. Tu cielo está abierto hasta el infinito; los pensamientos van y vie­nen. Y cuando empiezas a sentir que los pensamientos van y vienen y que tú eres un observador, un testigo, se ad­quiere dominio sobre la mente.

La mente no se puede controlar en el sentido ordinario. En primer lugar, dado que no existe, ¿cómo vas a poder controlarla? En segundo lugar, ¿quién va a controlar la mente? Porque más allá de la mente no existe nadie... y cuando digo que no existe nadie, quiero decir que más allá de la mente no existe nadie, solo está la nada. ¿Quién va a controlar la mente? Si alguien estuviera controlando la mente, sería solo una parte, un fragmento de la mente controlando otro fragmento de la mente. Eso es el ego.

La mente no se puede controlar de ese modo. No existe, y no hay nadie para controlarla. El vacío interior puede ver, pero no puede controlar. Puede mirar, pero no puede controlar... pero la simple mirada es el control; el fenómeno mismo de la observación, de ser testigo, se convier­te en maestría porque la mente desa­parece.

Es como cuando vas andando en una noche oscura y echas a correr por­que tienes miedo de alguien que te si­gue. Y ese alguien no es más que tu propia sombra, y cuanto más corras más cerca estará tu sombra. No impor­ta la velocidad a la que corras; la som­bra seguirá ahí. Cada vez que te vuel­ves a mirar, la sombra sigue detrás de ti. Esa no es manera de escapar de ella, I ni es la manera de controlarla. Tendrás que pararte a mirar bien la sombra. Quédate quieto y mira al fondo de la sombra, y la sombra desaparece, por­que la sombra no existe; es solo una ausencia de luz.

domingo, 18 de julio de 2010

del amor...


tan presente en estos dias de vuelta de nuestra experiencia común mas intensa, al menos en el tiempo.
Esta es una entrada dedicada a los amantes. Que creo que somos todos los que estamos involucrados en esta transmisión tan especial. Transmisión que se nutre de amor. Al leer el texto que os copio a continuación, no he podido evitar pensar en tod@s l@s amantes que tengo cerca incluidos Pepa y yo.
Así que aprovechando que he cargado las fotos de Carmen y LuisMi me apetecía compartir una parte de este texto de Osho.

Salud y AMOR

Ah¡¡¡ y las fotos



La Relación Madura

DEPENDENCIA, INDEPENDENCIA, INTERDEPENDENCIA

El AMOR puede tener tres dimensiones. Una de ellas es la dependencia, esto es lo que le sucede a la mayor parte de la gente. El marido depende de la mujer, la mujer depende del marido, se aprovechan el uno del otro, se dominan el uno al otro, se poseen el uno al otro, reducen al otro a una mercancía. En el noventa y nueve por ciento de los casos, esto es lo que sucede en el mundo. Por eso, aunque el amor puede abrir las puertas del paraíso, sin embargo, sólo abre las puertas del infierno.

La segunda posibilidad es el amor entre dos personas independientes. Esto ocurre de vez en cuando, pero también produce infelicidad porque hay un conflicto constante. No existe ningún arreglo posible; ambos son muy independientes y ninguno está dispuesto a ceder, a amoldarse al otro.

Es imposible vivir con personas como los poetas, los artistas, los pensadores, los científicos, y todos aquellos que viven, al menos en sus mentes, en una especie de independencia; se trata de personas demasiado excéntricas para convivir con ellas. Le conceden libertad al otro, pero esa libertad se parece más a la indiferencia que a la libertad, porque da la impresión de que el otro no les importa, no les interesa. Se dejan espacio el uno al otro. La relación sólo es superficial; tienen miedo de profundizar en el otro, porque están más aferrados a su libertad que al amor y no quieren hacer concesiones.

La tercera posibilidad es la interdependencia. Eso ocurre en raras ocasiones, pero siempre que ocurre, una parte del paraíso cae sobre la Tierra. Dos personas, ni independientes ni dependientes, sino en una enorme sincronicidad, como si respiraran el uno para el otro, un espíritu en dos cuerpos; cuando sucede esto, ha sucedido el amor. Sólo se puede llamar amor a esto. Las otras dos posibilidades no son amor realmente, son sólo acuerdos sociales, psicológicos, biológicos, pero siguen siendo acuerdos. La tercera posibilidad es espiritual.

NECESITAR Y DAR, AMAR Y TENER

C. S. Lewis ha dividido el amor en estas dos categorías: «el amor necesidad» y «el amor regalo». Abraham Maslow también divide el amor en dos categorías. La primera es la que denomina «amor insuficiencia» y la segunda es «el amor del ser». Esta distinción es importante y debe quedar clara.

El «amor necesidad» o el «amor insuficiencia» depende del otro; es un amor inmaduro. En realidad, no se trata realmente de amor, sino de una necesidad. Utilizas al otro, lo utilizas como un medio. Te aprovechas, manipulas, dominas. Pero el otro queda debilitado, el otro está casi aniquilado. Y el contrario hace exactamente lo mismo. Te intenta manipular, dominar, poseer, utilizar. Utilizar a otro ser humano es muy poco amoroso. Aparenta ser amor, pero es una falsa moneda. Casi al noventa y nueve por ciento de la gente le sucede esto, porque en la infancia recibes la primera lección de amor.

Cuando nace un niño, depende de la madre. El amor hacia su madre es un «amor deficiencia», necesita a la madre, no puede sobrevivir sin ella. Ama a su madre porque su madre es su vida. En realidad, no está enamorado, amará a cualquier mujer, a cualquiera que le proteja, a quien le ayude a sobrevivir, a quien satisfaga su necesidad. La madre es una especie de alimento que necesita tomar.

De su madre no sólo recibe leche, sino también amor; y el amor también es una necesidad. Hay millones de personas que siguen siendo infantiles toda su vida, nunca crecen. Crecen en edad pero su mente no crece; su psicología es infantil, inmadura. Siempre están necesitadas de amor, lo anhelan como si fuese su alimento.

Cuando el ser humano empieza a amar en lugar de necesitar, ha madurado. Empieza a rebosar, empieza a compartir; empieza a dar. El énfasis es totalmente distinto. Con el primero se hace énfasis en cómo conseguir más. Con el segundo el énfasis está en cómo dar, cómo dar más y cómo dar incondicionalmente. Esto es crecimiento madurez. Una persona madura da. Sólo puede dar una persona madura porque es la única que tiene algo para dar. Ese amor no es dependiente. Puedes amar aunque el otro sea o no sea.

Entonces, el amor no es una relación, es un estado.

Cuando florece una flor en la profundidad del bosque sin que nadie pueda apreciarlo, sin que nadie pueda oler su fragancia, sin que pase nadie y diga «preciosa», sin que nadie saboree su belleza, su alegría, sin nadie para compartirlo, ¿qué ocurre? ¿Qué le sucede a la flor? ¿Se muere? ¿Sufre? ¿Entra en pánico? ¿Se suicida? Sigue floreciendo, simplemente, sigue floreciendo. Le da lo mismo que pase alguien o no, es irrelevante. Sigue esparciendo su fragancia a los cuatro vientos. Sigue ofreciéndole su alegría a Dios, a la totalidad. Cuando esté solo seguiré siendo tan amoroso como cuando estoy contigo. No eres tú el que origina mi amor. Si fueses tú, en el momento que tú desaparecieses también desaparecería mi amor. No estás extrayéndome mi amor, estoy rociándote con mi amor; esto es amor regalo, amor del ser.

Realmente, no estoy de acuerdo con C. S. Lewis ni con Abraham Maslow. La primera cosa que llaman «amor» no es amor, es una necesidad. ¿Cómo puede ser el amor una necesidad? El amor es un lujo. El amor es abundancia. El amor es tener tanta vida que no sabes qué hacer con ella, y por eso la compartes. Es tener tantas canciones en tu corazón que necesitas cantarlas, sin importar que alguien las esté escuchando o no. Tendrás que seguir cantando tu canción y bailando tu baile aunque no te escuche nadie. El otro puede recibirlo o perdérselo, pero en lo que a ti respecta, estás emanándolo, estás rebosante.

Los ríos no fluyen para ti; aunque tú no estés, seguirán fluyendo. No fluyen porque tienes sed, no fluyen porque tus campos están sedientos; simplemente fluyen. Puedes saciar tu sed o puedes perdértelo; eso depende de ti. El río no estaba fluyendo para ti, simplemente estaba fluyendo. Casualmente, puedes aprovechar el agua para regar tus campos; casualmente, puedes obtener agua para lo que necesites.



domingo, 11 de julio de 2010

Suesa 2010, el sol, el mar; nosotr@s...


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y el fuego y la música y yoga, siempre yoga; para unos un descubrimiento, para los demás una reafirmación.

Renacimiento. Muerte y renacimiento. Apertura a nuevos espacios, que resultan familiares. Humildad ante la maravilla. Nuestras esencias cantando y riendo.

Disfrutad del amor y de las fotos.

sábado, 19 de junio de 2010

Jordi Colomer. Maestros cercanos...


Al hilo de la información de Dann me permito copiar y pegar en estas páginas las opiniones de un maestro cercano; en el espacio al menos...
clika aquí

Y para los que no gustan de abrazar, hay otros métodos...

domingo, 23 de mayo de 2010

la playita, ita...

La próxima vez le haré caso a Ruth y grabaremos un video. Le falta el sonido a estas imágenes. El resto de las fotos, aquí

domingo, 16 de mayo de 2010

de la sensibilidad de las flores...




Este homenaje al mundo vegetal me toca muy especialmente...

...es de Osho.



Esta historia es una de las más significativas, porque es la historia en que comienza la tradición del zen. Mahakasyapa es el primer maestro del zen. Buda es la fuente, y Mahakasyapa es el primer maestro zen, el original. Y esta historia es la fuente de donde toda la tradición —una de las más hermosas y vivas de las que existen en el mundo—, la tradición zen, surgió.

Procura entender esta historia. Buda llegó una mañana y como de costumbre, se había reunido un gentío, muchas personas esperaban para oírlo. Pero algo era inusual: llevaba una flor en la mano. Nunca antes había llevado nada en su mano. La gente creyó que tal vez alguien se la hubiera regalado. Buda llegó y se sentó bajo el árbol. La muchedumbre esperó, esperó y esperó, pero él no habló. No los miraba, sólo miraba la flor. Pasaron minutos, después horas, y la gente se puso muy impaciente.

Se cuenta que Mahakasyapa no pudo contenerse y rió en voz alta. Buda lo llamó, le dio la flor y le dijo al gentío:

—Todo lo que podía decirse con palabras, os lo he dicho, y lo que no puede ser dicho con palabras, se lo doy a Mahakasyapa. La llave no puede ser comunicada verbalmente. Le paso la llave a Mahakasyapa.

Eso es lo que los maestros zen llaman transferencia de la llave sin escritura; más allá de la escritura, más allá de las palabras; más allá de la mente. Le dio la flor a Mahakasyapa. Nadie podía entender qué había ocurrido. Ni Mahakasyapa ni Buda hicieron jamás comentario alguno al respecto. El capítulo quedó cerrado. A partir de entonces, en China, en Tíbet, en Tailandia, en Birmania, en Japón, en Ceilán; en todas partes los budistas se han pasado veinticinco siglos preguntando: «¿Qué se le dio a Mahakasyapa? ¿Cuál era la llave?».

Toda la historia parece muy esotérica. Buda no es aficionado a los secretos; sólo ocurre en este incidente... Buda es un ser muy racional. Habla en forma racional, no es un extático loco. Argumenta racionalmente, y su argumentación, su lógica, son perfectas; no encuentras ni una falla. Éste es el único incidente en que se comportó en forma ilógica, en el que hizo algo misterioso. No es un hombre misterioso en absoluto. No encontrarás otro maestro menos misterioso.

Jesús es muy misterioso. Lao-Tse es absolutamente misterioso. Buda es llano, transparente; no hay misterio en torno a él, no permite que haya humo alguno. Su llama arde clara y brillante, clara y absolutamente transparente, sin humo. Este episodio es el único que parece misterioso, y por eso muchas escrituras budistas no lo recogen, lo han dejado de lado. Pareciera que alguien lo inventó. No coincide en absoluto con la vida ni con la actitud de Buda.

Pero, para el zen, es el origen. Mahakasyapa se convirtió en primer custodio de la llave. Luego, en la India, vino una sucesión de seis custodios, hasta Bodhidharma. Bodhidharma fue el sexto custodio de la llave, y, una vez que la tuvo, buscó y buscó por toda la India, pero no pudo encontrar un hombre de la capacidad de Mahakasyapa; un hombre que pudiera entender el silencio. Debió abandonar la India para buscar un hombre a quien darle la llave; si no lo encontraba, ésta se perdería.

El budismo llegó a China cuando Bodhidharma fue allí en busca de un hombre a quien se le pudiera dar la llave, un hombre que pudiera entender el silencio, un hombre que pudiera hablar de corazón a corazón sin obsesionarse con la mente, que no tuviera cabeza. Un hombre sin cabeza era difícil de encontrar en India, que es un país de pandits, de eruditos, que tienen las cabezas más grandes que sea posible. Con el tiempo, un pandit se olvida del corazón por completo y se vuelve cabeza. Toda su personalidad se tuerce, como si sólo la cabeza existiera, y todo el cuerpo se encogiera y desapareciese.

Esta comunicación que trasciende las palabras sólo puede efectuarse de corazón a corazón. De modo que Bodhidharma buscó en China durante nueve años, y aun así sólo encontró a un hombre adecuado. En China, Bodhidharma pasó nueve años sentado sin darles la cara a las personas; siempre se sentaba de cara a un muro. Si ibas a verlo, te lo encontrabas mirando el muro, dándote la espalda. La gente acostumbraba a preguntarle:

—¿Por qué te sientas de esta forma tan rara?; hemos venido a escucharte.

—Espero al hombre que sepa escucharme. No te miraré, no perderé el tiempo; sólo miraré a quien sepa escucharme.

Entonces, llegó un hombre; se paró detrás de Bodhidharma, se cortó la mano derecha, se la tiró a Bodhidharma y dijo:

—Vuélvete hacia aquí o me cortaré la cabeza.

Bodhidharma se volvió de inmediato y exclamó:

—¡Bien! ¡Has venido! Toma la llave y relévame de mi tarea —Bodhidharma le transmitió a ese hombre la llave que Buda le pasara a Mahakasyapa. El séptimo maestro fue un chino, y la llave siguió viajando hasta hoy. La llave está en algún lugar, alguien la tiene; el río no se ha secado.

Para mí, si todas las escrituras de Buda desaparecieran, nada se perdería. Sólo aquella anécdota no debería desaparecer. Es la más valiosa, y los estudiosos la han eliminado de la biografía de Buda. Dicen: «Es irrelevante; no es propia de Buda». Pero os digo: todo lo que Buda hizo es ordinario, cualquiera podría hacerlo. Pero esto es extraordinario, es excepcional, sólo un buda puede hacerlo.

¿Qué ocurrió esa mañana? Comencemos a penetrar en ello. Buda llegó, se sentó, y se puso a mirar la flor. No miraba a la gente; la flor era lo que fue el muro para Bodhidharma; él miraba al muro, no a la gente; no quería desperdiciar su mirada. La flor se transformó en muro y el gentío desapareció. Buda miraba y miraba la flor. ¿Qué hacía? Cuando Buda mira alguna cosa, transfiere la calidad de su consciencia. Y una flor es una de las cosas más receptivas del mundo. Es por eso que hindúes y budistas llevan flores para poner a los pies de su maestro, o en el templo, porque una flor puede llevar parte de tu consciencia.

Una flor es una cosa muy receptiva, y, si sabes de las nuevas investigaciones que se llevan a cabo en Occidente, entenderás. Ahora dicen que las flores son más sensibles que tú, que los humanos. La flor es el corazón de la planta; todo su ser acude allí. Se está investigando mucho la sensibilidad de las plantas en Rusia, en los Estados Unidos, en Inglaterra, y se descubrió algo increíble.

Un hombre, un científico, trabajaba con plantas; cómo sienten, si sienten o no, si tienen o no emociones. Estaba sentado frente a una planta a la que le había colocado electrodos para detectar cualquier movimiento de su ser interno, cualquier sensación, cualquier emoción. Pensó: «Si corto esta planta, si le arranco una rama, si la arranco de la tierra, ¿qué ocurrirá?». De pronto, la aguja que trazaba el gráfico saltó. Él no había hecho nada, sólo pensar: «Si corto esa planta...». La planta sintió miedo de morir y la aguja saltó, registrando que la planta temblaba. Hasta el científico se asustó, porque él no había hecho nada; sólo tuvo un pensamiento, y la planta lo recibió. Las plantas son telepáticas.

A partir de entonces, hizo muchas investigaciones, trabajó con grandes distancias. La planta fue alejada miles de millas; su planta, la planta a la que él había ayudado a crecer, que había regado, amado, fue llevada a miles de millas de allí. Entonces, volvió a pensar en ella y, a miles de millas de allí, la planta volvió a perturbarse. De modo que ahora se podía registrar científicamente que las emociones de la planta se veían perturbadas. No sólo eso, sino que, si pensabas en cortar una planta, todas las plantas que rodeaban esa área se perturbaban emocionalmente. Y aún más, si alguien que hubiera cortado una planta entraba al jardín, todas las plantas se perturbaban, porque percibían y recordaban que ese hombre no es bueno. Cada vez que ese hombre entra, todo el jardín siente que está entrando una mala persona.

Ahora, unos pocos científicos creen que las plantas pueden ser empleadas para la comunicación telepática, porque son más sensibles que la mente humana; y unos pocos científicos creen que las plantas pueden ser empleadas para recibir comunicaciones de otros planetas, porque otros instrumentos no son tan refinados.

En Oriente siempre se ha sabido que una flor es la más receptiva de las cosas. Cuando Buda miró la flor, y la siguió mirando, algo de él se transfirió a esa flor, Buda entró en la flor. La calidad de su ser, su alerta, su consciencia, su paz, su éxtasis, su danza interna, tocaron la flor. Cuando Buda miró a la flor, encontrándose tan cómodo, tan a sus anchas, tan carente de deseos, la flor debe haber danzado en su ser interno. La miró para transferirle algo a la flor; algo que debe ser entendido. Sólo la flor y él existieron durante un largo período de tiempo. Todo el mundo desapareció. Sólo Buda y la flor estaban allí. La flor entró al ser de Buda y Buda entró al ser de la flor.

Luego, la flor le fue dada a Mahakasyapa. Ahora no es sólo una flor, ahora lleva la budeidad. Lleva la calidad interna del ser de Buda. Y ¿por qué a Mahakasyapa? Había otros grandes estudiosos, diez grandes discípulos; Mahakasyapa sólo era uno, y sólo fue incluido entre los diez debido a esta historia, si no, jamás lo hubieran incluido.

No se sabe mucho sobre Mahakasyapa. Había grandes estudiosos como Sariputta —no encontrarías un intelecto más agudo que el suyo—, y también estaba allí Moggalayan, un estudioso muy grande. Sabía todos los Vedas de memoria, nada de lo que se hubiera escrito alguna vez le era desconocido. Era un gran lógico por derecho propio y tenía miles de discípulos. Y había otros; allí estaba Ananda, el primo hermano de Buda, quien durante cuarenta años fue con él a todas partes. Pero no, alguien que hasta entonces era desconocido, Mahakasyapa, se volvió de pronto el más importante. Toda la gestalt cambió. Siempre que Buda hablaba, Sariputta era el hombre más significativo, pues entendía las palabras mejor que ningún otro; y cuando Buda debatía, el más significativo era Moggalayan. Nadie pensaba mucho en Mahakasyapa. Permanecía en la multitud, simplemente era parte de la multitud.

Pero cuando Buda quedó en silencio, toda la gestalt cambió. Ahora, Moggalayan y Sariputta ya no eran significativos; simplemente, salieron de la existencia, como si no estuvieran ahí. Se volvieron simplemente una parte de la multitud. Un nuevo hombre, Mahakasyapa, se convirtió en el más importante. Se abrió una nueva dimensión. Todos se impacientaban, pensaban: «¿Por qué no habla Buda? ¿Por qué permanece en silencio? ¿Qué va a ocurrir? ¿En qué acabará?». Se sentían incómodos, impacientes.

Pero Mahakasyapa no estaba incómodo ni impaciente. En realidad, era la primera vez que se sentía cómodo junto a Buda; por primera vez, estaba a sus anchas con Buda. Tal vez se impacientara cuando Buda hablaba. Tal vez pensara: «¿Para qué tantos disparates? ¿Para qué seguir hablando? Nada se transmite, nada se entiende; ¿por qué seguir golpeándose la cabeza contra la pared? La gente está sorda. No puede entender...». Se debe haber impacientado cuando Buda hablaba, y ahora, por primera vez, estaba a sus anchas. Entendía qué es el silencio.

Había miles de personas allí y todas se impacientaban. Al ver la estupidez de la muchedumbre, no pudo contenerse. Se sienten cómodos cuando Buda habla; ahora que se queda en silencio, se impacientan. Cuando algo podía ser transmitido, no estaban abiertos; cuando algo no podía ser transmitido, esperaban. Ahora, con su silencio, Buda nos puede dar algo que es inmortal, pero no pueden entenderlo. De modo que no pudo contenerse y rió en voz alta; se rió de toda la situación, de lo absurdo que era todo.

Le exigimos que hable incluso a un buda, porque es lo único que entendemos. Eso es estúpido. Deberías aprender a estar en silencio cuando estás con un buda, porque sólo entonces puede entrar en ti. Con las palabras, puedes llamar a la puerta, pero no entrar; por medio del silencio, él puede entrar en ti. Con las palabras, puede llamar a tu puerta pero nunca entrar; con el silencio, puede entrar en ti, y, a no ser que entre, nada te ocurrirá. Su entrada traerá un nuevo elemento a tu mundo; su entrada a tu corazón te dará un nuevo latir y un nuevo pulso, una nueva descarga de vida; pero ocurrirá sólo si entra.

Mahakasyapa se rió de la estupidez humana. Se impacientan y piensan: «¿Cuándo se parará Buda y terminará con esto del silencio, así nos podemos ir a casa?». Él rió.

La risa comenzó con Mahakasyapa y ha continuado y continuado en la tradición zen. Ninguna otra tradición ríe, porque la risa parece tan irreligiosa, tan profana. No puedes imaginar a Jesús riendo, no puedes imaginar a Mahavira riendo. Aún más difícil es concebir a Mahavira lanzando una carcajada desde su vientre, a Jesús rugiendo de risa. No, la risa ha sido negada. De alguna manera, la tristeza se ha vuelto religiosa.

Uno de los famosos pensadores alemanes, el conde Keyserling, escribió que la salud es irreligiosa. La enfermedad tiene algo religioso porque una persona enferma está triste, carece de deseos; no porque se haya liberado del deseo, sino porque está débil. Una persona saludable ríe, le gusta divertirse, estar alegre; no puede estar triste. De modo que las personas religiosas han buscado enfermarte de distintas maneras: te hacen ayunar, reprimir tu cuerpo, torturarte a ti mismo. Te entristecerás, sentirás deseos de suicidarte, te crucificarás tú mismo. ¿Cómo vas a reír? La risa proviene de la salud. Es un desborde de energía. Por eso, cuando los niños ríen, su risa es total. Todo su cuerpo ríe, puedes ver que hasta los dedos de sus pies ríen. Todo su cuerpo, cada célula, cada fibra del cuerpo ríe y vibra. Están tan llenos de salud, de vitalidad; todo fluye.

Un niño triste es un niño enfermo, y un viejo que ríe sigue siendo joven. Ni la muerte puede envejecerlo, nada puede envejecerlo. Su energía aún fluye y rebosa, siempre está inundado. La risa es una inundación de energía.

En los monasterios zen ha habido risa, risa y más risa. Sólo en el zen la risa se volvió plegaria, porque Mahakasyapa la comenzó. Hace veinticinco siglos, en una mañana como ésta, Mahakasyapa lanzó una nueva tendencia, absolutamente nueva, desconocida hasta entonces por la mente religiosa: se rió. Se rió de toda la tontería, toda la estupidez. Y Buda no lo condenó; más bien lo contrario, lo llamó a sí, le dio la flor y le habló a la multitud. Y cuando la multitud lo oyó reír, debió haber pensado: «Este hombre se ha vuelto loco. Este hombre le falta al respeto a Buda, porque ¿cómo vas a reír ante un Buda? Cuando un Buda se sienta en silencio ¿cómo vas a reírte? Este hombre no demuestra respeto». La mente diría que eso es una falta de respeto.

La mente tiene sus propias reglas, pero el corazón no las conoce; el corazón tiene sus propias reglas, pero la mente nunca oyó hablar de ellas. El corazón puede reír y ser respetuoso; la mente no puede reír, sólo puede estar triste y sólo entonces demostrará respeto. Pero ¿qué clase de respeto es este que no ríe? Una muy nueva tendencia se introdujo con la risa de Mahakasyapa, y esa risa continúa sonando a lo largo de los siglos. Sólo los maestros zen y los discípulos zen ríen.

En todo el mundo las religiones han enfermado debido a la importancia que le dan a la tristeza; no parecen festivas, no dan una sensación de celebración. Si entras a una iglesia, ¿qué ves ahí? No vida, sino muerte; Jesús crucificado completa la tristeza de la escena. ¿Puedes reír en una iglesia, danzar en una iglesia, cantar en una iglesia? Sí, allí se canta, pero con tristeza, y la gente se sienta con la cara larga. No es de extrañar que nadie quiera ir a la iglesia; es una formalidad. La religión se ha convertido en una cosa de los domingos. Puedes soportar estar triste durante una hora.

Mahakasyapa rió frente a Buda y, desde entonces, los monjes zen, los sannyasin, los maestros, han estado haciendo cosas que las mentes religiosas —las llamadas mentes religiosas— no pueden siquiera concebir. Si has visto algún libro sobre zen, tal vez hayas visto pinturas, retratos de maestros zen. Ninguna pintura es fiel a la realidad. Si ves el retrato de Bodhidharma o el retrato de Mahakasyapa, no se parecerán a sus verdaderos rostros, pero el mirarlos te dará una sensación de risa. Son hilarantes, son ridículos.

Mira el retrato de Bodhidharma. Debe haber sido uno de los más bellos de los hombres; no puede no haberlo sido, porque cuando un hombre deviene iluminado desciende una belleza, una belleza que viene del más allá. Una bendición llega a todo su ser. Pero mira el retrato de Bodhidharma: se le ve feroz y peligroso. Parece tan peligroso que, si fuera a visitarte una noche, te asustarías; no podrías volver a dormir en toda tu vida. Parece muy peligroso, como si fuera a matarte. Pero eso es cosa de los discípulos, que se reían del maestro creando un retrato ridículo. Parece un personaje de tira cómica.

Todos los maestros zen son retratados con un aspecto ridículo. Los discípulos lo disfrutan. Pero esos retratos transmiten la idea de que Bodhidharma es peligroso, de que si acudes a él te matará, que no puedes escapar, que te seguirá y te acosará, que dondequiera que vayas, allí estará, que no te dejará a menos que te mate. Eso es lo que se retrata de todos los maestros zen, Buda incluido.

martes, 11 de mayo de 2010

de los fármacos...

Buscando información sobre distintos fármacos habitualmente utilizados por psiquiatras y médicos de distintas especialidades, me he encontrado con los comentarios de una persona que me gustaría compartir.
Con todas las reservas que uno quiera, pero reconociendo que es una historia mucho mas común que lo que sería de desear. Y recordandoós que también afecta a la infancia.

salud y amor


3/04/10 a 20:19

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A mí sí me enganchó a las benzodiacepinas (droga, en román paladino) un psiquiatra

Un psiquiatra-psicoanalista (de la escuela lacaniana), que debía tener muy pocos escrúpulos y muchas ganas de ganar pasta a espuertas (ex-mujeres que mantener y tal y pascual), me atrajo a su consulta privada mientras me trataba en la Seguridad Social ("mujer, no es lo mismo aquí que en la privada, porque aquí sólo pueden darte cita cada mes o así... blablabla").

Padezco un trastorno de ansiedad generalizada (dejémoslo en ansiedad, porque creo que me han CONVERTIDO en una enferma sin serlo tanto... es decir, tengo ciertas tendencias en mi carácter, como todo hijo de vecino, y circunstancias EXTERNAS SOLUCIONABLES que eran las que me causaban el problema que desde hace siete años, y por puro ENGANCHE, mantengo a raya con fármacos: trankimazin y sertralina).

Sigo: te dicen que los antidepresivos "primos" del prozac no enganchan. Y una MIER**, con perdón. Yo he tratado de dejar la sertralina cinco veces -siempre siguiendo las pautas de los médicos- y no he podido, porque me deprimía HORRORES. La he querido dejar porque me acelera y me embota la libido y las capacidades que yo tenía antes para, por ejempo, escribir, o para llorar cuando necesito hacerlo, o para tener interés en leer un BUEN libro o ver una BUENA película -sólo busco evasión porque me invade la PEREZA INTELECTUAL Y EL MIEDO A LAS EMOCIONES-. Lo mismo me ocurre con la paroxetina (seroxat), sólo que esta última, además, me produce convulsiones involuntarias de los miembros y me hizo engordar siete u ocho kilos durante los casi dos años que la tomé (lo que ayudó a deprimirme mucho más y a no tener ganas de quedar con gente y perder la autoestima).

Por otro lado están los ansiolíticos: empecé con lexatin (junto con la sertralina), recetados ambos hace siete años por el médico de cabecera que tenía entonces. Cuando el lexatín empezó a no hacerme nada (repito que tenía problemas OBJETIVOS, EXTERNOS: cambio de ciudad, ruptura amorosa, haberme quedado en paro y vivir de nuevo con mis padres, que son MUY problemáticos... todo ello a la vez), el de cabecera me derivó al fin al psiquiatra... y di con un hijo de pu** sin ética... pero muy convincente y encantador, y con un carisma vampírico impresionante (que eso es lo que veo ahora en él, con perspectiva: un VAMPIRO, en más de un aspecto).

Este buen señor me recetó trankimazin (fue el que me mandó también seroxat, repitiéndome que era imposible que me sentara mal y que me acelerara, como yo le decía, hasta que logré convencerlo para volver aunque fuera a la mierda de la sertralina otra vez, que al menos no me daba convulsiones y no engordaba). Pues bien: cuando al fin me llevó a su consulta privada, me dijo que, al principio, las visitas serían semanales durante dos o tres meses, y luego se irían espaciando... JUAS.

¡ESTUVE DOS AÑOS Y MEDIO A CITA SEMANAL -había encontrado un trabajo y retrasé mi independización para poder seguir el tratamiento con él- HASTA QUE LE DIJE "BASTA, QUE NO SOY RICA, Y DEJO ESTO, PORQUE YA NO SÉ NI QUÉ CONTARTE"!

A todo esto, el psicoanálisis NO ME APORTABA ABSOLUTAMENTE NADA. Vamos, que yo ya sabía perfectamente dónde están mis traumas (todo el mundo tiene) y mis debilidades. Las poquísimas veces que este tipejo hablaba, sólo decía cosas sobre mí que YO YA SABÍA, y mejor que él (no lo digo por vanidad, es un HECHO).

Y ahora voy al hecho objetivo realmente interesante de toda esta historia (valóralo como enfermero y te agradeceré mucho tu opinión): en esos dos años y medio que pasé con este hombre, pasé de tomar un miligramo de trankimazin retard al día, a tomar entre cuatro y seis (según los días), más 0,5 o 1, o 2 mg del trankimazin "normal" bajo la lengua, según los días, también.

Ahora, después de varios años de haber dejado a ese tipo, LUCHO estérilmente contra la adicción a las benzodiacepinas. Si mi vida es una balsa de aceite y no sucede nada que me altere, voy pasando con 2mg de retard y otros 2 mg del "rápido" al día. En cuanto algo se tuerce, o siento algo (atracción por alguien, por ejemplo, como me ocurre ahora, que ha fracasado una historia que empezaba), paso a tomar hasta el TRIPLE de esas dosis. Y en la vida SIEMPRE HAY PROBLEMAS, NO ES UNA BALSA DE ACEITE. ES LO QUE ES: LA VIDA, CON SUS SUBIDAS Y BAJADAS, CON SUS PENAS Y ALEGRÍAS.

En definitiva, ¿tengo razón o no, cuando digo que un psiquiatra me ha convertido en drogadicta?

Otra cosa: ¿algún consejo sobre cómo desengancharse de manera eficaz y definitiva?

Gracias... sobre todo por haber llegado hasta aquí leyendo.

sábado, 17 de abril de 2010

Arun, tocar, tocar, tocar...


y sentir, y amar, y respirar...

nice, friends

miércoles, 31 de marzo de 2010

me ha florecido el ciruelo¡¡¡


son las cositas de la primavera. El ciruelo en flor dura poquito; una explosión de aroma, color, una lluvia de pétalos blancos y ¡¡¡ ya está ¡¡¡

Nadie como Basho para sentir el ciruelo en flor:


¡De qué árbol en flor
no sé
pero qué perfume¡

sábado, 27 de marzo de 2010

Equinoccio de primavera


Los equinoccios; igual noche y día; son momentos de transformación. Este nos ha traído un nuevo sitio de transformación; SanJuanDeLaPeña. Tod@s tuvimos nuestro cambio, nuestra trasformación. Hacerla compartida le da un sabor y una profundidad especial. El trabajo de respiración es realmente muy apropiado para las transformaciones, Es como un catalizador, acelera procesos o incluso los provoca. Es cierto que da vértigo. Lanzarse a lo desconocido aunque sea en nuestro interior da vértigo. Personalmente me encanta este vértigo.
Las fotos dicen bastante. Especialmente las dos meditaciones; en el claustro y con tra-trac. Tant@s dioses sobrecogen.

salud y amor

domingo, 14 de marzo de 2010

Manuela en Cadaqués para siempre...




Manuela descansa en Cadaqués, donde su vida se expreso con toda su fuerza.
Te visitaremos con frecuencia, querida amiga.

Y las fotos...

jueves, 18 de febrero de 2010

Poco a poco ciencia y tradición se acercan...


y nos cuentan que nuestra intución funciona muy bien...

P.D. He encontrado un blog precioso para l@s amantes de las mantras.

http://mantrasdelmundo.blogspot.com/

he añadido una pestaña en mis enlaces.

Este es el texto que me mandó Begoña hace un par de dias y creo que merece compartirlo.

salud y amor


Lo que el corazón quiere, la mente se lo muestra
Entrevista a MARIO ALONSO PUIG, CIRUJANO
Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid. Estoy casado y tengo tres niños. Soy cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid. Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas. Soy católico. Acabo de publicar Madera líder (Empresa Activa).
ENTRENAR
Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo. "Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando". Hay que entrenar esa mente.
IMA SANCHÍS (La Vanguardia - 18/10/2004)
-Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión?
-Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria.
-¿Psiconeuroinmunobiología?
-Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos.
-¿De qué se trata?
-Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo en un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.
-¿Qué tipo de cambios?
-Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.
-¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios?
-Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.
-¿Cambiar la mente a través del cuerpo?
-Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental.
-¿Dice que no hay que ser razonable?
-Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.
-Exagera
-Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.
-Más recursos...
-La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con trastornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades.
-¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras?
-Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora sabemos que es literal: "Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro".
-¿Seguro que no exagera?
-No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos.
-¿Hablamos de filosofía o de ciencia?
-Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harward han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%.
-¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas?
-Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: la percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia.
-¿Por qué nos cuesta tanto cambiar?
-El miedo nos impide salir de la zona de confort, tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona.
-La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente.
-Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, si no sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la mente.
-Déme alguna pista.
-Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos "voy a hacer esto" y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia.
-Ver lo que hay y aceptarlo.
-Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar.
Lo que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación.
Sin fe en uno mismo hay temor,
el temor produce violencia,
la violencia produce destrucción,
por eso, la fe interna supera la destrucción.

Da tu palabra y rompete! - (Silo)