domingo, 16 de diciembre de 2007

desayuno en Ha Noi...





12-11-2007
Efectivamente, a la mañana siguiente es otro día… 34 grados a las 9 de la mañana, nos despertamos sudando, ojos hinchados, cabeza abotargada. Notamos el viaje y el jet Lag. Son las 3.00 a.m. en España. Una ducha y a desayunar. A desayunar decía, ¡JA¡ no encontrábamos nada, alucinados y atontados por el ruido. Al final café y te y punto.
Menos mal que encontramos una mujer que vendía dulces por la calle y le compramos un pinchito con bolas como churrillos. Mmmmmm¡ Con el estómago lleno ya todo iba cambiando. Cada vez mas conscientes de Hanoi.
El hotel está en el barrio antiguo y sus calles y avenidas están abarrotadas de motos, bicis, coches, mujeres con cestas, turistas, autobuses, camiones, algún coche, pero sobre todo motos, miles de motos, millones de motos, millones de motos para ser mas exactos. Es alucinante verlos en los cruces. Apenas hay semáforos y nadie le da a nadie. Pero lo mejor es cruzar cualquier calle como peatón. Hemos aprendido rápido, con dos cojones y en diagonal. Sencillo.
Las calles son temáticas. Las de las motos, la de los zapatos, la de las telas, la de los ataúdes (de colores), la del incienso. Esta aún no la hemos encontrado.
Vamos a la embajada que está enfrente del hotel conde conocemos a Nguyên Thi Höng Hanh. Secretaria de la embajada española en Hanoi que habla perfectamente el español claro y le entregamos un presente de frutas de Aragón, piedras del Ebro y adoquines del Pilar, con lo que somos muy amablemente recibidos. Jijijijijiji.

Le hacemos 2.000 preguntas y nos indica sitios güenos para comer. Se encarga de sacarnos los billetes de tren para Sapa.

Volvemos a la calle. Ya nos hemos acostumbrado un poco al ruido. La verdad es que Hanoi tiene su encanto. Sus calles, callejuelas, rincones, tiendas y los miles de gentes viviendo hacia la calle le da un aroma especial. Montan su tenderete, un puesto, una peluquería, un bar y detrás su casa. Todo el rato están barriendo el suelo de las calles, de sus casas, etc. Aunque se genera mucha basura están todo el rato limpiando.

No hemos visto sitios que nos apeteciera comer en la calle. Así que comemos en uno de los restaurantes que nos recomendó Höng. El Quàn Cû, especializado en marisco. Está en 29-31 de Phan Dính Phúng, de camino a la Pagoda de un Solo Pie. Que está cerca del los Mausoleos, Palacios presidenciales y demás zangarrias oficiales. Después de comer visitamos la Pagoda que no es nada del otro mundo y el Templo de la Literatura que si que es de otro mundo. Aunque nos quedamos sin luz natural y tenemos que terminar la visita rápido, nos da tiempo de vislumbrar una colección de bonsáis espectacular, además de unas estatuas de un fulano famoso en su tiempo. Confucio. Aquí se estableció la primera Universidad de Vietnam. Nos gusta y decidimos repetir la visita de día, cosa que haremos al finalizar el viaje. Ya llegará, ya.

Por la noche cenamos en un restaurante al que vamos turis sobre todo. “ El Malraux”, un clásico del Hanoi antiguo. Muy buen servicio y la cocina nos gusto. Antes de cenar descubrimos el lago mas cercano al hotel que es el lago Hoan Kiem. Al que visitaremos con frecuencia durante nuestra estancia aquí. Sobre todo porque baja el nivel de ruido. Tomamos unas birras en una terraza pija y parece que nos hemos ido a otra ciudad. Casi silencio, casi sin presión de vendedores, casi perfecto…

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