domingo, 18 de julio de 2010

del amor...


tan presente en estos dias de vuelta de nuestra experiencia común mas intensa, al menos en el tiempo.
Esta es una entrada dedicada a los amantes. Que creo que somos todos los que estamos involucrados en esta transmisión tan especial. Transmisión que se nutre de amor. Al leer el texto que os copio a continuación, no he podido evitar pensar en tod@s l@s amantes que tengo cerca incluidos Pepa y yo.
Así que aprovechando que he cargado las fotos de Carmen y LuisMi me apetecía compartir una parte de este texto de Osho.

Salud y AMOR

Ah¡¡¡ y las fotos



La Relación Madura

DEPENDENCIA, INDEPENDENCIA, INTERDEPENDENCIA

El AMOR puede tener tres dimensiones. Una de ellas es la dependencia, esto es lo que le sucede a la mayor parte de la gente. El marido depende de la mujer, la mujer depende del marido, se aprovechan el uno del otro, se dominan el uno al otro, se poseen el uno al otro, reducen al otro a una mercancía. En el noventa y nueve por ciento de los casos, esto es lo que sucede en el mundo. Por eso, aunque el amor puede abrir las puertas del paraíso, sin embargo, sólo abre las puertas del infierno.

La segunda posibilidad es el amor entre dos personas independientes. Esto ocurre de vez en cuando, pero también produce infelicidad porque hay un conflicto constante. No existe ningún arreglo posible; ambos son muy independientes y ninguno está dispuesto a ceder, a amoldarse al otro.

Es imposible vivir con personas como los poetas, los artistas, los pensadores, los científicos, y todos aquellos que viven, al menos en sus mentes, en una especie de independencia; se trata de personas demasiado excéntricas para convivir con ellas. Le conceden libertad al otro, pero esa libertad se parece más a la indiferencia que a la libertad, porque da la impresión de que el otro no les importa, no les interesa. Se dejan espacio el uno al otro. La relación sólo es superficial; tienen miedo de profundizar en el otro, porque están más aferrados a su libertad que al amor y no quieren hacer concesiones.

La tercera posibilidad es la interdependencia. Eso ocurre en raras ocasiones, pero siempre que ocurre, una parte del paraíso cae sobre la Tierra. Dos personas, ni independientes ni dependientes, sino en una enorme sincronicidad, como si respiraran el uno para el otro, un espíritu en dos cuerpos; cuando sucede esto, ha sucedido el amor. Sólo se puede llamar amor a esto. Las otras dos posibilidades no son amor realmente, son sólo acuerdos sociales, psicológicos, biológicos, pero siguen siendo acuerdos. La tercera posibilidad es espiritual.

NECESITAR Y DAR, AMAR Y TENER

C. S. Lewis ha dividido el amor en estas dos categorías: «el amor necesidad» y «el amor regalo». Abraham Maslow también divide el amor en dos categorías. La primera es la que denomina «amor insuficiencia» y la segunda es «el amor del ser». Esta distinción es importante y debe quedar clara.

El «amor necesidad» o el «amor insuficiencia» depende del otro; es un amor inmaduro. En realidad, no se trata realmente de amor, sino de una necesidad. Utilizas al otro, lo utilizas como un medio. Te aprovechas, manipulas, dominas. Pero el otro queda debilitado, el otro está casi aniquilado. Y el contrario hace exactamente lo mismo. Te intenta manipular, dominar, poseer, utilizar. Utilizar a otro ser humano es muy poco amoroso. Aparenta ser amor, pero es una falsa moneda. Casi al noventa y nueve por ciento de la gente le sucede esto, porque en la infancia recibes la primera lección de amor.

Cuando nace un niño, depende de la madre. El amor hacia su madre es un «amor deficiencia», necesita a la madre, no puede sobrevivir sin ella. Ama a su madre porque su madre es su vida. En realidad, no está enamorado, amará a cualquier mujer, a cualquiera que le proteja, a quien le ayude a sobrevivir, a quien satisfaga su necesidad. La madre es una especie de alimento que necesita tomar.

De su madre no sólo recibe leche, sino también amor; y el amor también es una necesidad. Hay millones de personas que siguen siendo infantiles toda su vida, nunca crecen. Crecen en edad pero su mente no crece; su psicología es infantil, inmadura. Siempre están necesitadas de amor, lo anhelan como si fuese su alimento.

Cuando el ser humano empieza a amar en lugar de necesitar, ha madurado. Empieza a rebosar, empieza a compartir; empieza a dar. El énfasis es totalmente distinto. Con el primero se hace énfasis en cómo conseguir más. Con el segundo el énfasis está en cómo dar, cómo dar más y cómo dar incondicionalmente. Esto es crecimiento madurez. Una persona madura da. Sólo puede dar una persona madura porque es la única que tiene algo para dar. Ese amor no es dependiente. Puedes amar aunque el otro sea o no sea.

Entonces, el amor no es una relación, es un estado.

Cuando florece una flor en la profundidad del bosque sin que nadie pueda apreciarlo, sin que nadie pueda oler su fragancia, sin que pase nadie y diga «preciosa», sin que nadie saboree su belleza, su alegría, sin nadie para compartirlo, ¿qué ocurre? ¿Qué le sucede a la flor? ¿Se muere? ¿Sufre? ¿Entra en pánico? ¿Se suicida? Sigue floreciendo, simplemente, sigue floreciendo. Le da lo mismo que pase alguien o no, es irrelevante. Sigue esparciendo su fragancia a los cuatro vientos. Sigue ofreciéndole su alegría a Dios, a la totalidad. Cuando esté solo seguiré siendo tan amoroso como cuando estoy contigo. No eres tú el que origina mi amor. Si fueses tú, en el momento que tú desaparecieses también desaparecería mi amor. No estás extrayéndome mi amor, estoy rociándote con mi amor; esto es amor regalo, amor del ser.

Realmente, no estoy de acuerdo con C. S. Lewis ni con Abraham Maslow. La primera cosa que llaman «amor» no es amor, es una necesidad. ¿Cómo puede ser el amor una necesidad? El amor es un lujo. El amor es abundancia. El amor es tener tanta vida que no sabes qué hacer con ella, y por eso la compartes. Es tener tantas canciones en tu corazón que necesitas cantarlas, sin importar que alguien las esté escuchando o no. Tendrás que seguir cantando tu canción y bailando tu baile aunque no te escuche nadie. El otro puede recibirlo o perdérselo, pero en lo que a ti respecta, estás emanándolo, estás rebosante.

Los ríos no fluyen para ti; aunque tú no estés, seguirán fluyendo. No fluyen porque tienes sed, no fluyen porque tus campos están sedientos; simplemente fluyen. Puedes saciar tu sed o puedes perdértelo; eso depende de ti. El río no estaba fluyendo para ti, simplemente estaba fluyendo. Casualmente, puedes aprovechar el agua para regar tus campos; casualmente, puedes obtener agua para lo que necesites.



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